La guerra corrupta entre ellos y nosotros

Resulta obvio que la corrupción pública y privada forma parte de cualquier sociedad. Lo que se espera en cualquier caso es que el estado con sus fuerzas de seguridad y organismos de control ejerzan la función de ser auxiliares de la justicia para perseguir esos delitos. Y en su caso, separar de las funciones ejecutivas a los imputados. Los casos Skanska, Antonini Wilson y Miceli, fueron el resultado de denuncias de funcionarios del estado, llegándose a condenas y absoluciones. También la justicia investiga otros casos de funcionarios acusados de corrupción, como Jaime, por citar el más resonante. Y de eso se trata, del grado de efectividad del control estatal y la capacidad del poder judicial. Una discusión que incluye no solo al gobierno sino también a los opositores y todos los poderes del estado. 

Pero está claro que nada de esto está en discusión, las corporaciones y las minorías privilegiadas, están definitivamente lanzadas a una guerra contra la política. Las denuncias de supuestos hechos de corrupción invaden el día a día. El objetivo, no es tanto el desprestigio o la condena de dirigentes, sino romper el lazo de confianza entre el pueblo en general y los jóvenes en particular con la política como medio de transformación. Puntualmente intentan desarmar la conexión entre la política y los valores que sostienen algunas políticas de estado. Por ejemplo, los juicios contra los genocidas de la dictadura y sus cómplices, la ley de medios y la Asignación Universal por Hijo, se sostienen en los valores democráticos de justicia, libertad y solidaridad. Lo que se trata de instalar entonces, es la sospecha generalizada, de que en realidad, detrás de esos valores sólo existe la intención del enriquecimiento personal y en consecuencia, esas políticas son “sobreactuaciones” que deberán ser corregidas por la “verdadera moral” del equilibrio que da la "reconciliación", "la seguridad jurídica" y la "eliminación de prebendas". 

A partir de esto, para defender esas políticas, hay quienes desde un pragmatismo extremo sostienen que son más importantes las políticas que la calidad moral de algunos. Y otros, creen que sólo desde una intachable trayectoria personal y patrimonial, pueden sostenerse esos valores. 

Cualquiera sea el extremo o el punto intermedio en que uno se pare, hay una verdad evidente. Esas políticas, solo pueden ser garantizadas por el kirchnerismo. Y en definitiva su defensa estará en manos del pueblo. 
En esa defensa, rendirán cuenta y quedaran en la basura de nuestra historia, las ratas que defienden la injusticia, los privilegios y el egoísmo que no solamente forman parte del universo opositor, sino también del nuestro. Esos “compañeros” consagrados a sus proyectos personales y que los disfrazan de construcción colectiva.

2 comentarios:

  1. Alcides Acevedo10/5/13, 23:47

    Delincuentes, devuelvan el dinero.

    ¿No se cansan de robar? saquearon el país, van a dejar tierra arrasada al próximo gobierno, cero infraestructura, crisis energética... reservas del BCRA saqueadas.

    Espero que Dios se apiade de la Argentina.

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  2. NUNCA...!, en mi vida, tuve que leer tanta..., pero tamaña HIPOCRESIA ! El Estado, tomado de asalto por la mas inkapaz de las personas falsas y deshonestas intelectuales, que la pobre Republica generó...; se esta poniendo la Justicia, debajo de los pies, para preparar el ambiente, para el dia que la sucecion, la enjuicie a ella ! Tal como ella, quiere enjuiciar a sus enemigos ! En nombre de...valores ! Que en su boca, son menos que valorcitos ! Lo que es imposible, es hablar con zombies, que perdieron totalmente la capacidad de raciocinar, despues de haber entragado el voto y la RAZON, inconcientemente a esa..., lacra ! Que no hace mas que hindir mas y mas, a la pobre Republica !

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