Intervención del Senador Pichetto durante el tratamiento de la Creación del SIPA


Sr. Pichetto. — Señor presidente: estamos llegando al fin de un largo debate, de una larga
jornada, y quiero rescatar el valor de las exposiciones y sostener que indudablemente no
compartimos algunas de las argumentaciones.
Especialmente, con referencia al último mensaje del senador Morales quiero comenzar
diciendo que, cuando se refiere al documento suscripto por los presidentes en el G20, por una
cuestión de valor intelectual y de reconocer la verdad, uno tiene que hacer una lectura completa
de ese documento. Ese documento implica una importante decisión de los países desarrollados
y también de nuestra presidenta, que viene sosteniendo este mensaje y este discurso en los foros
internacionales. En los últimos cinco años el ex presidente Néstor Kirchner y también la actual
presidenta sostuvieron la necesidad de que el Fondo Monetario Internacional se reformule, que
termine con esas recetas económicas que han llevado al fracaso, especialmente a los países
emergentes de Latinoamérica, y que sirva como banco de fomento, que fue el verdadero origen
del Fondo Monetario Internacional. Así que me parece que hay que ser más justo y entender el
valor y el significado de esta posición que tuvo la presidenta en esta reunión.
Me gustó el tono del discurso del senador Morales pero no comparto para nada el fondo.
La Unión Cívica Radical se perdió, como siempre, una gran oportunidad de mantener una
posición de coherencia histórica. En esto quedan atrapados por esta dialéctica de ser opositores,
de querer sostener una construcción política destructiva y no trabajar sobre una filosofía del
aporte, sobre una cultura de la construcción en la Argentina en marcos de crisis.
Repito algo que formó parte del debate de la Ley de Presupuesto cuando el senador Sanz
planteó el modelo político de los Estados Unidos. Indudablemente, él reconocía un valor, pero
hay una cultura allí; los contendientes se juntan y dialogan, hay una actitud de aporte. El actual
presidente, devaluado y todo, convoca a los candidatos en ese momento y se sientan ambos. Hay
una conducción. El actual presidente electo hace votar a los senadores demócratas una ayuda de
emergencia que no vota el propio partido republicano del gobierno. Eso creo que es el elemento
central que define el triunfo electoral del actual presidente electo Obama; el poder y la autoridad
de conducir un bloque de senadores y hacer votar una ley, porque lo que importa es el país. Y
para ellos el valor de los Estados Unidos está por encima de las posiciones miserables,
mezquinas, meramente opositoras y destructivas de considerar que todo está mal.
La historia del radicalismo apunta a un momento trascendente en 1993; allí sus
legisladores tuvieron una clara postura opositora junto con el socialismo. Hoy lo reivindicaba
también el senador Giustiniani. Nuestro partido procedió equivocadamente y aquí quiero poner
en el escenario de esta noche a alguien que ha sido el genio tenebroso. Indudablemente, el genio
creador de situaciones en la Argentina que provocaron un daño irreparable y que nadie
menciona, o lo han mencionado al pasar, que ha sido el ex ministro Cavallo, un hombre que
además ha cruzado la historia de los últimos diez años en la Argentina. Ha cruzado dos
gobiernos; el nuestro, el del ex presidente Menen, y también el del ex presidente De la Rúa.
También hay que recordar su paso por el Banco Central cuando estatizó la deuda privada, que
significó el comienzo de la deuda externa en la Argentina.
El sistema de las AFJP significó una brutal transferencia al sector privado, un esquema
en donde el sistema previsional se ponía en déficit por 4.000 millones de dólares, se contraía
préstamos en dólares, se los colocaba en el mercado interno; en fin, un negocio extraordinario.
Y el otro cierre dramático de la Argentina fue el corralito. El corralito también demuestra
el conjunto de medidas que provocaron el deterioro de los partidos democráticos. Los dos
grandes partidos nacionales, que tienen una conciencia política nacional, fueron cruzados por
decisiones trascendentes de este hombre que esta noche pasó en la penumbra. Esta es la historia
de la memoria frágil de los argentinos.
El señor Schulthess, subsecretario de Seguridad Social, es otro personaje impresionante
de esas horas, donde se trabajó fuertemente para instalar el sistema de capitalización. Lo recordó
muy bien el senador Martínez, que representaba a la caja de previsión de la provincia de Tierra
del Fuego en esas discusiones. Y aquí está presente el diputado Díaz Roy, presidente de la
Comisión de Previsión y Seguridad Social de la Cámara de Diputados, que también fue un activo
defensor del sistema estatal en esas horas. Así que vienen bien estas reflexiones sobre la historia,
sobre el pasado. Con respecto al contenido del debate, a esta calificación que nos hacen de
"precarios", quiero decir que hay temas que son muy precarios en la historia reciente.
Yo no quiero hacer un discurso de chicanas. Pero los errores, la necesidad de que su
partido, senador Morales, profundice un debate de las situaciones que los llevaron a irse
eyectados del poder durante dos oportunidades consecutivas, significa también el comienzo de
un fortalecimiento del partido en la actualidad. Es necesario que vean la historia y hagan un
análisis desde otro lugar, no desde el lugar de la depredación, de la destrucción, del de considerar
que todo lo que el gobierno hace es totalmente negativo.
Quiero decirle al señor senador Giustiniani, a quien vi con un poco de culpa por votar
junto con los malos, como él dijo (risas)—un síndrome culposo que, seguramente, arrastrará a
lo largo de los años—. Pero bueno, los malos hemos hecho cosas muy importantes en estos cinco
años y medio, en el marco del sistema previsional.
En primer lugar, hemos recuperado a la Argentina. Recuerdo esa tarde fatídica del 21 de
diciembre, cuando el helicóptero despegaba, los veintiún muertos, un país que se caía a pedazos,
el PBI que descendía cien mil millones, se destruía la economía... Hubo un proceso de
recuperación en la primera etapa, con el gobierno transitorio del doctor Duhalde, un gobierno
de concertación y de cohesión del que ustedes también participaron, al igual que muchos
dirigentes. Y hubo una efectiva recuperación a partir de 2003, con el ex presidente Kirchner y
el proceso de recuperación económica.
Ahora bien, es una mentira, es una falacia creer en la solución mágica de una ley
previsional por más sentido igualitario que tenga. Digo esto porque yo veo a veces a la Argentina
cargada de fines loables. Siempre aparece un rabino, un clérigo, un cura, planteando siempre las
mejores cosas, los mejores mundos: por los chicos que tienen hambre, por los jubilados que no
cobran.¡Quién no quisiera estar en ese lugar! ¡A mí me encantaría estar en ese lugar! Pero los
hombres de Estado debemos ser responsables, tomar decisiones a veces duras, dolorosas. En
ocasiones tenemos que trabajar sobre situaciones de dificultades económicas. Actualmente hay
una crisis internacional y muy pocos la mencionaron en este debate. Es como si estuviéramos
en un lugar donde lo que ocurre en el resto del mundo no nos toca.
Por lo tanto, señalo que este gobierno ha hecho cosas en el marco del sistema previsional:
En primer lugar, ha recuperado la actividad económica, el empleo y a un montón de trabajadores
que estaban desempleados. ¡Recuerdo lo que era el Gran Rosario, el Conurbano Bonaerense, la
marginalidad! ¡Gente famélica, incluso! ¡Tomaban los supermercados! Había canales de
televisión que mostraban situaciones dramáticas. Y esto pasó hace siete años, no ocurrió hace
treinta o cuarenta años.
Hemos recuperado la actividad económica. Hemos tenido un crecimiento de siete u ocho
puntos todos los años. El empleo en blanco —la lucha por el empleo en blanco—, es una tarea
que desarrolló el ministro de Trabajo —hoy aquí presente—, intentando y logrando incorporar
sectores laborales al empleo en blanco.
Porque si no hay aportes, muchachos, no hay ningún sistema previsional que funcione,
por más fin loable que este sistema tenga; por más pretensión que tengamos de parecernos a
Dinamarca, de gozar de un estado de bienestar. Podemos hacer la mejor ley, pero si la economía
de la Argentina se cae a pedazos, como se ha caído en 2001, no hay ningún sistema previsional
que funcione.
Hemos trabajado, y mucho, en materia previsional. Hemos incorporado un millón y
medio de jubilados. Mujeres y hombres que tenían muy pocos aportes, que a lo mejor habían
trabajado en negro durante muchos años de su vida o habían interrumpido la actividad laboral
por alguna lesión, por alguna incapacidad y no podían jubilarse. No tenían ninguna vida;
dependían del hijo, de la madre, del padre o del vecino; tenían que mendigar; o recibían una
bolsa de comida que a lo mejor les daba el municipio o el Estado provincial respectivo. Un
millón y medio de jubilados. Eso también fue distribución de los recursos del Estado. ¿Qué fue
eso? Un millón y medio de personas que todos los meses perciben una jubilación, que recuperan
la dignidad. ¿Qué es eso?
El aumento de los mínimos. Diez aumentos consecutivos en estos cinco años y medio.
Esto es política previsional. Hemos hecho cosas. Hemos generado un modelo económico de
crecimiento. Con dificultades; por supuesto que hay un montón de temas que todavía están
irresueltos, como el problema de la pobreza, de la exclusión. Pero este sistema previsional de la
Argentina tiene una de las mejores coberturas de Latinoamérica. Es decir, es uno de los países
que tiene mejor cobertura. Un universo ampliado: tendremos cinco millones y medio de
jubilados a partir de la decisión que vamos a tomar esta noche.
Hay otro dato que debe ponerse en esta discusión y en este debate. El mundo actual es
muy complejo. La prolongación de la vida hace prácticamente inviable que los sistemas
previsionales sobre la base de los aportes sean eficaces. Esto no le pasa sólo a la Argentina, le
pasa también a países desarrollados. No existe más la relación de cuatro activos por un pasivo,
que hacía funcionar el sistema. Hoy se requiere de otro tipo de recursos para poder implementar
el sistema previsional; para hacer de este sistema un marco de solidaridad previsional que
permita llegar a los que menos tienen, a los que no tienen nada. Con este esquema que usted
planteaba también, senador Morales, de las pensiones para los discapacitados, que hemos dado
en cantidad extraordinaria durante estos años.
El mundo que viene será un mundo más complejo, mucho más difícil, donde las crisis
de los sistemas previsionales se están visualizando, en donde es imprescindible que la economía
del país funcione. Es imprescindible mantener la actividad laboral y el crecimiento. Porque si
no hay actividad económica, no hay trabajo en blanco, y el sistema previsional, por más perfecto
que sea, por mejores normas que tenga, por mejores fines que persiga, no va a funcionar y se va
a caer. Entonces, el gobierno está trabajando en los dos andariveles.
Quiero hacer también breves reflexiones, para concluir este largo debate. Se habló de la
confiscación. Esto lo dijo el presidente del bloque de senadores de la Unión Cívica Radical. El
concepto de la confiscación. Tratando de asimilar esto con otro tipo de confiscaciones que hubo
en la Argentina, como el apoderamiento de los depósitos en los bancos. Esto de ninguna manera
es así. Esto no es una cuenta bancaria; no son depósitos que, al final del plazo legal establecido
en el sistema previsional, el jubilado se los lleva. Esto es una mentira que también se trató de
instalar.
Algunos comunicadores —con mucha mala fe— trataron de instalar este concepto de que
íbamos por la propiedad. Quisieron movilizar a la ciudadanía. La verdad es que nadie salió. Yo
no vi multitudes en la calle defendiendo a las AFJP.
Creo que este intento, incluso de algunos medios y de algunos comunicadores, ha
fracasado. Todos tenemos una coincidencia esta noche. Aun los que no van a votar este proyecto,
sea por cuestiones de forma, o de futuro, o porque dudan cómo va a funcionar el ANSeS, o
porque tienen que cumplir su rol de oposición, que está bien que lo cumplan, porque así funciona
el Parlamento.
En ese sentido, quiero señalar al señor senador Morales que el esquema de los consensos
está bien. En algún espacio hay que hacerlos. Yo soy un hombre proclive a construir diálogos;
no soy tan malo como parezco. (Risas.)
Pero lo que digo es que, fundamentalmente, el sistema parlamentario funciona con
mayorías y minorías. El que gana tiene la responsabilidad de gobernar y el Parlamento y el
oficialismo deben acompañar al gobierno. Esto ya lo he dicho. Así funcionan los parlamentos
en el mundo. Quiero recordar cómo funciona el Parlamento inglés, porque es importante que se
conozca. Hay mucha ignorancia. Este concepto del republicanismo que hay en la Argentina,
denota una ignorancia del funcionamiento de los sistemas parlamentarios.
¿Sabe qué pasa, señor presidente? Que hay algunos comunicadores que lo publican en
los grandes medios y que lo traducen, señalando que es fundamental llegar a acuerdos sobre
todos los temas. Sin embargo, ¿sabe cómo funciona el sistema parlamentario inglés? Tienen un
"whip", que es un parlamentario al que denominan así. La traducción de esa palabra significa
"látigo". Él encuadra los procesos de mayoría y hace votar las leyes del gobierno. El
parlamentarismo inglés se caracteriza por el hecho de que nunca el oficialismo fue derrotado,
en ninguna votación.
Tony Blair, deteriorado a pesar de la intromisión en la guerra de Irak y su
acompañamiento a Bush, en la última etapa de su gobierno no perdió ninguna votación. Su
bloque mayoritario lo acompañó en todos los temas. Así funciona el sistema, al igual que en
España y en Italia. En los países serios funciona así, de esta manera: el que gobierna conduce,
define, y tiene su mayoría que lo apoya. Y la oposición, por supuesto, debe cumplir su rol.
No estamos negando, de ninguna manera, que lo cumplan y que lo lleven adelante. Me
parece legítimo lo que se ha hecho. Aquí hemos discutido todos los temas, siempre con un
profundo respeto. Con diferencias, pero con respeto en lo personal y también en el
reconocimiento intelectual. Así que estamos asumiendo esta responsabilidad. Creemos que este
es un cambio de trascendencia histórica. A partir de aquí, tal vez se pueda mejorar. Coincido
con el señor senador Morales en que habrá que trabajar en el perfeccionamiento de normas
complementarias. Pero aquí estamos decidiendo el núcleo duro. Es decir, que el Estado es el que
va a administrar estos recursos.
El sector privado ha demostrado que ha fracasado en esta gestión. Yo no quiero realizar
aquí el discurso de la demonización. Ya lo hicieron otros compañeros. Y ya lo hemos hablado.
Incluso, cruzando distintos bloques. El argumento de que los recursos se aplican en inversiones
de largo plazo es un mentira. Las inversiones siempre fueron de corto plazo, en el terreno
financiero. Fueron soporte de instituciones bancarias y de capitales accionarios inmobiliarios.
No hubo inversión en actividades productivas.
En el 2001 cambió el país. La crisis fue terminal. Cambió el modelo. Se empezó con un
proceso de crecimiento productivo. A partir de la transición y la continuidad de Néstor Kirchner,
se comenzó a apostar a la producción; a la producción agropecuaria; al crecimiento del empleo;
y al trabajo.
Esta línea de pensamiento nunca llegó a la dirección de las AFJP, las cuales jamás
aportaron un peso a las actividades productivas ni a las economías regionales. Si uno analiza el
esquema de inversión de las AFJP en la década del 90, comprobará que en economías regionales
y en actividades productivas en la zona de Santa Fe, en la leche, en la zona productiva de la
fruticultura y en la ganadería, nunca pusieron un peso. 1,37 por ciento invertían en la década del
90 en este tipo de actividades. ¿Sabe, señor presidente, cuánto invirtieron a partir del 2001 hasta
la fecha? 1,4 por ciento.
¿Y sabe cuál fue la única AFJP que invirtió en economías regionales y en actividades
productivas.? La AFJP del Banco de la Nación.
Entonces, ahondar sobre estos temas y discutir sobre el concepto de la propiedad, ya es
reiterativo.
El defensor de los jubilados, el doctor Semino, dio una clara definición: estas son cuotas
partes de un fondo de inversión, que no se tiene derecho a retirar. Es un derecho en expectativa.
Un intelectual del derecho muy respetado por los hombres de la Unión Cívica Radical,
un hombre de extracción radical, el doctor Bidart Campos, en su obra "Manual de la
Constitución Reformada" dice que mientras el afiliado se encuentra en actividad, el derecho a
la jubilación futura es solo una expectativa, que puede ceder, modificarse o cesar frente a leyes
nuevas y posteriores. No hay agravio alguno, fue lo que dijo el senador Guinle. Bidart Campos
realmente tiene un prestigio y una trayectoria en materia constitucional en la Argentina que me
exime de comentarios. Linares Quintana sigue también esta misma línea. Los constitucionalistas
principales abonan esta teoría, este principio.
De modo que creemos que no estamos confiscando; no estamos expropiando; no estamos
violentando el derecho de propiedad. Estamos poniendo la administración en cabeza de la
ANseS. La ANseS es un organismo muy eficiente. Tiene un desarrollo en toda la Argentina,
cualquier pueblito de poca población tiene la presencia de oficinas de la ANseS. En los últimos
cinco años la ANseS ha tenido un desarrollo vigoroso y una presencia nacional que ha
demostrado también un buen servicio de gestión y administración de los recursos, con capacidad
de ahorro, con un proceso de integración, de inclusión y de aumento del universo previsional de
la Argentina.
Creemos que estamos dando un paso de gran trascendencia, perfectible porque toda ley
siempre puede ser modificada por otra, pero el núcleo es duro. El núcleo del apoderamiento de
los recursos que deberían ser del Estado, porque así lo establece la Constitución en su artículo
14, nunca debería haber pasado al sistema privado. Solamente países de segunda línea en el
mundo tienen este sistema; los grandes países lo han rechazado vigorosamente, violentamente.
Miren el caso de Estados Unidos, el debate sobre el intento de Bush de querer hacer el
sistema de capitalización en Estados Unidos terminó con una derrota desastrosa por parte de la
administración Bush. Hubo una resistencia feroz de Estados Unidos a la incorporación del
sistema de capitalización. En la meca de la economía de mercado se rechazó fuertemente el
sistema de capitalización. Así que no quiero abundar más.
Quiero ser justo; en las expresiones del senador Giustiniani, del senador Martínez, en
las propias expresiones de la Unión Cívica Radical encuentro coincidencias y una visión
fuertemente ligada a lo nacional, a lo popular y, más allá de las diferencias sobre los matices y
al rol que cumplen hoy en este etapa, creo que estamos compartiendo la idea central de que el
sistema de capitalización ha fracasado, está agotado y ha sido indudablemente muy gravoso para
los argentinos. Se han cobrado comisiones extraordinarias.
En el año 2002, en el peor momento de la crisis del país, cuando la gente estaba en la
calle de manera desesperada, las comisiones que cobraron las AFJP fueron del 39 por ciento. De
cada diez pesos que se aportaban, casi cuatro se los llevaban las comisiones de las AFJP.
Por último, una reflexión. Digo siempre que en el gobierno de la actual presidenta y del
anterior presidente, ha habido un fin protectorio. Hubiera sido muy interesante, como
experiencia quizás hubiera sido dolorosa para muchos jubilados pero quizás este debate no
existiría, analizar qué hubiera sucedido si el Estado nacional no hubiera complementado los
haberes de un número de casi 177 mil jubilados del sistema privado. Las ecuaciones de aportes
medios de trabajadores, entre 50 y 60.000 pesos, daban un resultado previsional de 220 pesos.
Este hecho afortunadamente no ocurrió porque hubo un Estado nacional y una ANseS que
complementó y pagó 690 pesos, que es el sueldo previsional mínimo. Pero si esto hubiera
ocurrido, ¿qué hubiese sucedido con la gente? Indudablemente, las personas hubieran reclamado
un cambio del sistema porque estaba en crisis.
El dato central del sistema de capitalización es que está en crisis. Además, hay 55 mil
jubilados que ya agotaron su crédito —en consecuencia, no deberían cobrar nada— pero que de
todas formas perciben una jubilación porque el Estado se las paga. Es decir que el sistema de
capitalización se sostiene gracias al subsidio estatal de 4 mil millones de pesos.
Entonces, ¿por qué tenemos que estar financiando al sistema privado? Creo que estamos
en un momento y en un punto definitorios, porque más temprano que tarde nos íbamos a tener
que hacer cargo de la crisis. El propio sistema está eclosionando y llegando a su final en Chile,
pues más del 50 por ciento de los jubilados chilenos pertenecientes al sistema de capitalización
privada están siendo subvencionados por el Estado porque no llegan al haber mínimo...
Sr. Guinle. — ¿Me permite una interrupción, senador Pichetto?
Sr. Pichetto. — Sí, cómo no.
Sr. Presidente (Pampuro). — Para una interrupción, tiene la palabra el señor senador Guinle.
Sr. Guinle. — Señor presidente: en virtud de los últimos conceptos expresados por el senador
Morales, quiero dejar en claro que la ANSeS —que se hará cargo de la administración— es una
persona jurídica distinta al Estado. Es tan distinta del Estado —tiene caja y personería jurídica
distinta— que cuando recibe los títulos en virtud de la Ley 26222, mantiene la integridad de esos
títulos y no apela al mecanismo del artículo 862. Esto es importante expresarlo porque si no se
produce una confusión que podría jugar en contra de los derechos e intereses del país en una
defensa internacional. Por lo tanto, reitero, se trata e dos personas jurídicas distintas.
Y en relación con los títulos recibidos en virtud de la Ley 26222, la ANSeS es un tercero
acreedor del Estado y, obviamente así se demuestra.
Sr. Presidente (Pampuro). — Continúa en el uso de la palabra el señor senador Pichetto.
Sr. Pichetto. — Señor presidente: efectuaré una última reflexión sobre el tema de la libertad y
de la opción que formó parte del debate en la Argentina y que, además, fue promovido por
muchos economistas del establishment nacional. Me refiero al argumento de que cuando llegó
el momento de la opción, muchas personas no decidieron.
Para la audiencia que nos está mirando debo decir que para más del 50 por ciento de los
afiliados al sistema de capitalización no se trató de una libre elección; la mitad de los afiliados
al sistema de capitalización no eligieron. Y como no eligieron se quedaron en él.
Y tengo que hacer una autocrítica. Cuando abrimos el esquema de la libre elección, no
se trabajó con intensidad desde el Estado nacional para difundir las falencia que el sistema ya
presentaba. No hicimos el esfuerzo de la comunicación, que es uno de los aspectos en los que
de manera reiterada fracasamos. Quizás tenemos las mejores ideas, pero nos cuesta mucho el
tema de la comunicación. En ese sentido, la Resolución 125 fue un ejemplo claro de cómo se
comunicó mal una idea que consistía, fundamentalmente, en una renta extraordinaria, y en un
sistema bueno porque hoy se estarían aplicando porcentajes mucho menores.
Como dije, el tema de la opción debería haberse trabajado intensamente, tal como se hizo
en la década del 90 con el esquema de la capitalización. Tendríamos que haber trabajado
fuertemente con las organizaciones sindicales, haciéndoles entender a los trabajadores en las
fábricas y en los lugares de trabajo, que el sistema de capitalización estaba liquidado, que el
proceso era inevitable, que iban a perder todas sus posibilidades y que no tendrían una jubilación
digna. Deberíamos haber puesto los medios de comunicación de la Argentina al servicio del
cambio del sistema.
Y nos pasó algo muy interesante. La Argentina siempre es un mundo de oportunidades;
siempre ocurren cosas que son maravillosas. Abrimos la opción, ¿y cuál fue la más importante
transferencia de ciudadanos al sistema del Estado? La de aquellas personas entre 55 y 65 años
que estaban próximas a jubilarse. ¿Por qué? Porque creían que el Estado daba mucha más
garantías que el sistema privado. Los que estaban cerca de la jubilación —los que les faltaban
pocos años— se pasaron todos al sistema estatal produciendo, obviamente, un recargo. Y las
AFJP se quedaron con los aportantes jóvenes, es decir, de 30 años a futuro.
Verdaderamente, mejor no les podría haber salido el negocio a las AFJP. Por lo tanto, nos
faltó comunicación, nos faltó un mensaje claro a los sectores laborales aclarándoles que este
sistema hace tres meses estaba colapsado, en vías de liquidación y estaban afectadas las
jubilaciones. Si se pagaban 220 pesos no sé qué hubiera pasado. Creo que algunos de los
edificios de las AFJP hubieran tenido, indudablemente, algunas situaciones muy desagradables
y deterioros en sus vidrios. Este sistema no lo aguantaba la gente y ningún jubilado.
Finalmente, quiero hacer una última reflexión con relación al tema de la libertad.
El derecho a la opción tampoco es un derecho excluyente. No hay nada superior al bien
general. Este principio de la libertad del siglo XIX en Estados con fuerte contenido social no
funciona más.
Además, quiero decir al senador Sanz que no comparto la idea de que el Estado es un
ente separado del gobierno. No hay Estado sin gobierno. No hay Estado sin autoridad y sin
poder. Si no hay poder y no hay gobierno no hay Estado. Esta es la regla de oro, y así lo dicen
todos los especialistas de derecho político.
Sr. Sanz. — Son dos cosas distintas. Hay gente en la Argentina que cree que no son la misma
cosa.
Sr. Pichetto. — La libertad es un derecho que se ejerce, pero aquí hay un bien social superior
a proteger. Es el derecho a una jubilación más digna. Es garantizar un sistema del que, más
temprano que tarde, el Estado nacional iba a tener que hacerse cargo, como se van a tener que
hacer cargo en Chile y en otros lugares donde este sistema está funcionando.
Con estos fundamentos, quiero decir que vamos a votar afirmativamente el proyecto en consideración.

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