¿Que hacemos Cleto ?

No termino de entender hacia dónde va Cobos. Ayer recibió a Macri y hoy a Buzzi quienes les llevaron sus reclamos. Algo absolutamente inútil porque Cobos no tiene ningún poder institucional ni político para satisfacer sus demandas ni tampoco puede ofrecerse como mediador dado el aislamiento en que se encuentra.
¿Que sentido tienen estas reuniones ? Para los interlocutores de Cleto quizás se trate de un espacio donde se amplifiquen sus demandas. Para Cobos quizás una forma de preservar el capital político supuestamente acumulado por el voto no positivo. Pero su actividad vicepresidencial de a poco se esta tornando cada vez más arriesgada para él mismo y la oposición antes que para el gobierno.
Por un lado su gimnasia electoral practicada en actividades sociales, culturales y deportivas lo sitúa en un lugar complicado. A unos centimetros del hartazgo y su emparentamiento con chupete De la Rúa. Sólo falta una caída en un maratón o un abrazo del oso arturo para poner a Cobos bien lejos de cualquier opción política con expectativas de poder.
Por otra parte, su actividad reunionista quizás le ayude a su imagen de “dirigente de consensos“ ciertamente tomar el té con opositores le da una imagen distendida y basta el gesto amigable y una palabra de alivio para que sea interpretado como un “estadista” por sus interlocutores y los medios. En todo caso su capacidad de consenso es inversamente proporcional a su poder.
Pero quienes más disfrutan del cobismo son los opositores ingenuos y mediáticos que quieren esbozar en Cobos un real problema político para el gobierno mientras la oposición ni siquiera alcanza a preocuparnos.
Aún así, entiendo la reacción de Pichetto quien calificó sus acciones como “una provocación y una verdadera deslealtad” conminandolo a estar con el gobierno o disputar el liderazgo de la oposición. Es cierto que Cobos nos irrita, por decir lo menos, pero cada día que pasa y cada cosa que hace se convierte más en un problema de la oposición que en un problema para nosotros.
Si renuncia y pega el salto a la oposición, dificilmente sumara aliados automáticos y su presencia tenderá a devaluarse de a poco y del “politico honesto que vota con su conciencia” pasará a ser un molesto y pintoresco oportunista. Si se queda, se opacará hasta el dia que el hartazgo o la indiferencia lo lleven solo a la puerta de atrás.
Ya le pasó el momento, pensá Pichetto, si hubiera renunciado a la semana del voto no positivo y hubiera negociado con la UCR y llamado a una concertación opositora, ahora sería un verdadero problema. Pero no, ya cada aparición suya es una provocación estéril y de a poco despertará más antipatías que adhesiones.

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